Hablemos en este principio de año de Piro, aquel que perdió el nombre de José Ángel Fonseca, aquel que no vivía en Macondo aunque sí en un paraje escondido de nombre rimbombante: Champún de Santana de Nagua, en plena Sierra Maestra.
Un día, después de aquel grito, tuvo el placer de conocer el hielo en una circunstancia bien distinta a la del personaje novelesco. Estaba desnudo, bañándose en una transparencia de río, cuando distinguió en el barranco las manos de uno de los ocho hermanos convertidas en bocina. “Oyeeee, dice papá que vayas ahora mismito a la casa”. (más…)