Se rompió el corojo

Fue una tregua efímera, mucho más corta que aquella pactada en Baraguá, donde tanto se calentó Arsenio Martínez Campos. Desde las 12: 04 de la tarde volvió ella, la que ablanda zapatos y salpica ropas, a hacer de las suyas. La que enfada ríos, aviva plantaciones y trae larvas de mosquitos, la necesaria y fastidiosa.

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¡Escampó!

Amaneció tan “cerrado”, como decimos los guajiros, y con tal grado de agua, que parecía el vaticinio de otra jornada de recogimiento y chin chin en los techos, de charcos y sonidos de ranas… como aconteció ayer 29, fecha en que no hubo tregua con el cielo ni aun de noche.

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