Hoy quiero hablar sobre un fenómeno que veo desde hace rato cuando cruzo por ciertas calles de mi ciudad, Bayamo. He pasado a distancia y he visto a decenas de congregados murmurando públicamente. Entonces me he acercado con curiosidad y he acertado por la lectura de los labios y por la postura de quienes entonan que se está «cantando» el Himno de Bayamo; aquel que se glorificó entre balas y le creó alas a la patria cuando el flamante Ejército Libertador, con los padres fundadores de la nación al frente, el 20 de octubre de 1868, entraron victoriosos a la ciudad donde hoy vivo.
Así, me llovizna un poco de consternación porque caigo en una cuenta simple: no es la primera vez que observo esa especie de secreteo participativo, ese cantar con flojedad y apatía, sinónimo de los cumplidos o de los formalismos.
Pero llego a otra cuenta aún más punzante: en varias ocasiones —antes de espectáculos deportivos, de actividades a plazas llenas…— he visto que mientras flota el estandarte tricolor en el aire y se amplifica la hermosa marcha guerrera, algunos se llenan de gestos de fría desatención o se distraen en otras cuestiones poco solemnes
Y entonces comienzan a navegar en mi mente, con algunas nostalgias, aquellos primeros tiempos escolares en la modesta escuelita Emiliano Reyes, de Cautillo Merendero; o los años subsiguientes en la majestuosa vocacional de Holguín.
En esas épocas la rara vez que vocalizábamos el Himno con disonancia y con desgano, los maestros nos lo hacían repetir sin imposiciones; bastaba que nos dibujaran escuetamente la hermosa leyenda de Perucho sentado en la montura del caballo, rodeado de un pueblo hecho río que le pedía con fervor y locura la letra de fuego… de luz.
«No sirvió, vamos a entonarlo como los mambises, que lo escuchen ellos donde quiera que estén», nos decía la maestra Elba Dora cuando bajábamos el tono.
Y a la sazón casi siempre nos erizábamos de la cabellera a los calcañales coreando ese himno de signos, lo cantábamos con tal pasión que ardíamos más que nuestras pañoletas rojas o azules. De modo que crecimos venerando esas estrofas que desde la distancia nos provocaban el bello gesto de deferencia y de respeto.
Por eso ahora, ante el susurro ocasional, me pregunto cuántas Elba Dora o semejantes a ella existirán en las aulas. Cuántos habrá que sepan dibujar la leyenda de Perucho y del mar de gentes a su alrededor. Cuántos en los hogares disertarán sobre los símbolos patrios, como hacían aquellos padres rectos que parecían desentenderse del cansancio escolar cuando entrábamos a la casa.
En la aparente nimiedad de esas incógnitas uno divisa que ese socorrido «rescatar la historia», del cual se ha hablado tanto hace mucho tiempo, no es cosa nada fácil ni tampoco caprichosa.
Ese himno, que precisamente en este 2013 cumple 145 años de su estreno público, late en un pasado de circunstancias sublimes que es preciso redescubrir con inteligencia. En los susurros apáticos de algunos, narrados al principio, habitan casi los mismos peligros vinculados con la amnesia histórica, esa que derrumbó proyectos en el Este europeo.
«No se puede amar lo que no se conoce», se ha dicho repetidamente cuando se debate sobre las lagunas en el aprendizaje de la historia nacional. De tal frase emana un reto bastante espinoso, que sobrepasa el ambiente de los pupitres.
Lo que se ama palpita en las venas, jamás se desdeña, jamás se irrespeta, pudiera agregarle a estas cavilaciones sobre un símbolo de Cuba. Sin embargo, ese camino para encontrar el amor duradero está tan cargado de obstáculos que requiere más que la agudeza juiciosa y la grandeza del corazón.
Los peligrosos susurros en el Himno Nacional
abril 2, 2013 por Osviel Castro Medel
interesante
Duele ver como esto ocurre también en esta verde llanura del Camagüey legendario. Bien por ti, colega. Y gracias por estar al tanto de tanta falta de ética. Somos responsables todos.
Cierto. Es muy cierto. Y lo peor es que hay quienes dudan o temen mostrarse dignos ante el himno de su Patria, y no se suman ni siquiera al susurro. Y es que el himno necesita de esos otros cantos que existen –sobre todo el de patriotismo-, y que lo sustentan. Y a la vez esos cantos den el mismo vigor y firmeza de aquel 20 de octubre. Pues amar toda la letra del himno y entonarla a viva voz, es donde expresa esa virtud única de pueblo: que es corred al combate. Ya sabemos que algunos no lo hacen así. Allá ellos.
Oportuno tu articulo.
Hola Osviel. El artículo me ha parecido muy bueno y me ha dado tristeza. Porque tienes toda la razón. Pocas veces se canta el himno como merece.
Creo, sin pretender sentar cátedra, que estamos lanzando la memoria histórica en el tanque de la basura y las repercusiones son estas. Nadie se acuerda ya que esas palabras que decimos surgieron de la sangre, del fuego, del riesgo de tener que dejarlo todo por los ideales.
Pero creo que no es solo un problema de Cuba. Claro, a nosotros nos toca de cerca y aquí hay fenómenos que no hay quizás en otras regiones. Pero el problema de que la cultura «enlatada» se está comiendo las identidades de los pueblos también pudiera estar relacionado.
En definitiva, entre tanto «Caso Cerrado», «Decisiones», «Osmany García La Toz» y otros, el modesto himno, con su letra de siglos, puede no ser atractivo al oído, ni se presta para «perrear». Ni es nada que vayas a contar a tu amiguita de oficina o socito de dominó.
Ya sé, ya sé, puede que haya quien lea este último párrafo y piense que soy un idiota tremendo por comparar a los desmanes de «El Yonky» con un símbolo nacional. Pero los símbolos no se respetan solo porque se decreten como tal. Sintetizan parte de la cultura, de los sentimientos, de la historia.
Si al desconocimiento de cómo surgieron y se convirtieron en símbolos, le añades la competencia de todos los mensajes superficiales, consumistas y requeteimbéciles que nos llegan a diario, los símbolos pierden la pelea.
Gracias por el artículo. Saludos desde la Universidad de Oriente.
Este comentario suyo tambien lo é criticado , me recuerda mis tiempo de estudiante en la Escuela Juan Ripoll de Verasalles Mantanzas , donde la profesora de sexto grado Mercedes castillo y Ernesto Estupiñan ( que los dos estan fallecidos) nos hacian repetir esas Notas. Me parece perfecto que se toquen mas estos temas , sobre todo cuando se entonan las Notas del himno Nacional , nadie puede moverse y ahora no ocurre asi. saludos
Realmente coincido contigo, lo he observado en ocasiones, con respecto al tema tenemos que ser un poco más vigilantes, pues desde la cuna nos enseñan a apreciar y respetar lo que nos representa y significa para un buen cubano
Los signos patrios siempre se deben respetar pero nunca utilizarlos con fines meramente políticos. La caida de los paises de la Europa del Este no tuvo nada que ver con la historia sino con el mal y desatroso proceder al querer aplicar las cosas a la fuerza,y si no llega haber pasado así, en Cuba se estuviera marchando al compás de la Internacional y ese ritmo cansón y fúnebre no va con el movimiento de caderas de las cubanas. Y reitero, los signos patrios hay que respetarlo pero no tenerles miedo como tenia yo cuando estaba en el SMO y tenia que izar la bandera y me decian que si tocaba el suelo me podrian condenar hasta a 30 años de prisión por sabotaje y falta de respeto.Los signos patrios para lo que si no se deben cojer nunca es para meter miedo. Saludos: Modesto Reyes Canto.
Gran culpa es de los que dirigen desde la base hasta la cupula del gobierno q no han trasmitido valores, sino falsas(doble moral) , desilusiones y mentiras,cambiando los principios cuando les conviene y no con los pensamientos del cubano de a pie.
Osviel hermano te pido disculpas, tal vez fue un problema externo. Ya veo el escrito de Toni FUE PUBLICADO. Esa es la prensa que necesitamos de nuevo mis disculpas.
Creo que este es un buen artículo y también he presenciado el fenómeno. Lamentablemente no coincide con Ud., Osviel, en que la apropiada enseñanza de la Historia o el hacerlo repetir cuatro veces por parte de quien dirige la reunion solucionen el problema, porque entonces se podrá alzar la voz pero tal vez no el corazón ni la voluntad que es de donde debe partir tan sublime símbolo. El Himno es un símbolo patrio, y creo que la apatía en entonarlo comienza allí donde la patria deja de tener la enorme significación que tiene ese vocablo, donde deja de ser la casa grande que acoge y ennoblece a todos sus hijos, que reparte prosperidad y goce, que exuda derechos y aúna voluntades en pos del bien común. Si la patria languidece en la mente de muchos de sus hijos, los símbolos que la identifican también perderán en significado y poder de convocatoria, convirtiéndose con el tiempo en hojas amarillentas que el viento arrastra lejos de los árboles a los que estuvieron aferradas durante la estación de bonanza.
Felicidades, Osviel…..Coincido plenamente con esa evaluación. No podemos dejar que muera el espíritu guerrero de nuestro himno Nacional…..Ello es responsabilidad de la familia, del sistema educacional a todos los niveles, de las organizaciones políticas y de masas….
El Himno se canta en grupo, a coro….y la musica y las voces han de oirse como se oye un concierto sinfónico, donde nadie sube o baja el tono a voluntad….donde el director de la orquesta hace que cada quien sea la parte del todo que le toca ser….nadie debe sobresalir…..ni callar ni bajar los tonos….
Tenemos que volver a enseñar el canto coral en las escuelas primarias y secundarias….y al propio tiempo hacer entender el sentido de la letra del Himno….inculcar el fervor y la pasión conque debe ser cantado….
No fue casual la percepción de aquel General español quien al escucharlo en una de sus primeras versiones en una iglesia, dijo que ese himno era una marcha guerrera…..supo leer en la letra el espíritu mambí de Perucho implantado en su composición.
Hace años…..en Guyana, yo disfrutaba como las personas allí entonaban su himno nacional….y noté que en su mayoría, habían cultivado el hábito coral en su asistencia dominical desde niños a sus iglesias…cada mañana de domingo, las iglesias dejaban salir las bellas voces de sus coros….Por eso, sostengo el criterio de que la belleza de las notas del himno en cada acto en que se cante deberá pasar por una previa educación en el canto coral…que a su vez nos compromete a la unidad….
Ya veo borraste mi comentario Osviel, esta es la prensa que habla Raul critica y veraz. Hermano tu articulo de dice todo y con censurarme no cambiaras nada tendran un problema mayor.
Jose: Un saludo cordial. No sé a qué te refieres. Hasta la fecha NUNCA he borrado ni censurado ningún comentario. Incluso, he publicado aquellos con los que no coincido como los de Toni Montana. Puedes enviarlo de nuevo si deseas.
Osviel
Valores nos faltan valores. Excelente lo dicho por toni es la pura verdad
La falta de valores y problemas cotidianos es la causa de los que escribes en este articulo que todo cubano debe leer y analizar. Te felicito por este articulo que nos recuerda nuestra cubania y respeto a los signos patrios. Son demasidos los problemas que vive nuestro pueblo cada dia, agobian el alma y hace crecer la apatia y el desinteres.