Hoy quiero hablar sobre un ángulo del fin de año en Cuba. Es una época que huele a compra -como reza una canción. También a música altisonante, a tertulia familiar, a recuento y a humo de cerdo incinerado.
Esta etapa también es raíz de sonrisa y la mejor espuela para planes. Casi siempre se le asocia al trago pendenciero a pico de botella más que a los protocolos o al árbol con lucecitas.
Pero la despedida de diciembre también conlleva, en varios lugares de la Isla, circunstancias engorrosas de papeleos y tablas, «cierres anuales”, balances y otros términos afines que pueden descontentar a cualquiera “de la calle”. (más…)